martes, 3 de diciembre de 2013

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Soy un peligro para mi misma, ya me faltaba poco para llegar al teatro y de la nada me tropiezo y termino en la calle con el semáforo cambiando de amarillo a verde mi campera trabada en el suelo con alguna tacha de mi pantalón y yo estática sin saber que hacer...
De la nada sentí que el tiempo freno, no esas frenadas suaves que apenas sentís... no... si no esas frenadas que te dejan inmóvil el cuello agitada y con las uñas clavadas en algo.
De la nada arranque la tacha llevando con ella un pedazo de tela y salí corriendo como si nada hubiese pasado, caminando me tropecé dos o tres veces mas pero cada vez que sucedía iba acelerando el paso cuando al final llegue a destino no lo encontraba, comencé a ponerme nerviosa hasta q alguien me agarra de la cintura por detrás y me hace girar sobre mi misma. 
No puedo llegar a explicar la paz interna que tuve cuando vi su cara y no era un asesino mutilador violador tratante de blancas... y a la vez el odio que me genero, ¿era necesario asustarme? hasta que no se le paso la emoción ni se di cuenta de mi cara, y de un momento a otro como buena actriz me puse una mascara de amor y felicidad inmediata.
Y el... el termino comprando esa mascara como mi cara real, así como venia haciendo desde que nos conocimos, es mas fácil ver lo que quieren tus ojos que la asquerosa realidad.
La realidad pocas veces es manipula-ble.. en mi caso jamas lo será soy un peligro para mi misma tanto física como mentalmente. Debería aprender a arrancarme esa careta al menos conmigo misma.   




































Uno es su propio enemigo. 

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